martes, 30 de septiembre de 2008

Estoy ligeramente encabronado

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Y ustedes dirán... ¿por qué?

De todos es sabido (creo) que MI equipo de futbol es la Cruz Azul. No me meteré en Honduras de decirles por qué es mi equipo. Es MI equipo y punto. El amor no necesita dar explicaciones. Y sí, es amor, porque de otra manera no entiendo cómo puede uno seguir siendo aficionado a un equipo que cada que ve un color amarillo enfrente le entra miedo, se descompone totalmente y juega su peor partido en la campaña ante un rival que, si bien es el más rico del futbol mexicano, seamos sinceros, este año ha dado lástima. El torneo pasado fue último general y en este torneo las cosas van algo similar.

Pero esa es la cruz (azul, en este caso) del aficionado. El aficionado elije un equipo y no hay poder humano que lo haga cambiar la preferencia que tiene por él. Podrá cambiarse de casa, de mujer (saludos, vieja), de país y hasta de religión, pero un verdadero aficionado nunca cambia de equipo (y menos por tres monedas, como dice Don Chente).

Es penoso, de verdad, ver salir al rectángulo de juego a un equipo medroso, timorato, sin ganas, ya no digamos de ganar, siquiera de jugar, da de qué pensar a nosotros, los que pagamos las entradas para ir a verlos, los que compramos camisetas (quiero la color arena) y demás parafernalia del equipo... somos nosotros los que sufrimos las burlas de los aficionados amarillos (que, dicho sea de paso, es lo único que pueden presumir esta campaña), nosotros somos los que pagamos las apuestas a los pocos aficionados amarillos que quisieron tomarlas... somos nosotros, pues, los que pagamos el pato. Por ellos, la directiva, el cuerpo técnico, los jugadores... ellos están bien tranquilos, ya dijeron todas las excusas de siempre y ya creen que con eso se nos olvida todo. No señores, la afición no olvida.

La verdad, siempre nos dicen (los de los otros equipos) que cambiemos de equipo, pero como dije, primero cambiamos otras cosas que de equipo. Ni modo, así son las cosas. Creo que los directivos apuestan a eso, a la afición fiel, la que siempre va al estadio, a la que siempre consume... Lo peor es que no se ve cuando vaya a cambiar esto.

En fin, Señores Álvarez y Garcés, espero que tengan la conciencia tranquila. ¿de veras comeran ustedes tan tranquilamente, viendo cómo está el equipo? Yo no podría. No sé, quizá tenga uno más amor al color azul que Uds. Ustedes conforman una de las peores directivas del futbol mexicano. Y miren que superar a los amarillos y a los rojiblancos no es fácil.

Para terminar, hoy leía en "Récord" (pónganse las pilas, queremos "Récord" en internet) la respuesta que el señor Garcés daba a un aficionado que estaba más encabronado que yo (lo cuál ya es mucho decir). Pregunto yo al señor Garcés: ¿con qué autoridad moral puede Ud. señor Garcés, contestar de esa forma a un aficionado que está verdaderamente dolido por lo que pasa en su equipo? ¿cree Ud que contestando de esa manera la afición estará conforme? Se lo dejo de tarea.

Ya no el sigo porque tengo las ideas revueltas y con ideas revueltas, tristeza y encabronamiento no se piensa bien, y puede uno decir tonterías.

Nos estamos leyendo.